domingo, 22 de enero de 2017

VIAJE A HUELVA - PRIMER DIA





HUELVA 



Este viaje lo realizamos Elena y yo en Mayo del 2006 y nos acompañaban en el mismo Merçe y Josep, nuestros consuegros.
Conocíamos gran parte de Andalucía pero ninguno de los cuatro habíamos estado anteriormente en la provincia de Huelva y he de reconocer que nos sorprendió gratamente.
Como es habitual, siempre que hay conexión ferroviaria, el viaje desde Reus hasta Huelva lo realizamos en tren aunque para desplazarnos desde esa capital a los lugares que teníamos programados utilizamos un auto de alquiler.
La terminal ferroviaria onubense, conocida también como la Estación de Sevilla, es un bello edificio de estilo Neo-mudéjar  en la que tienen su origen y destino los trenes que cubren el trayecto entre Huelva y la capital andaluza. 
El primer tren que realizó este recorrido llegó a  esta estación el 15 de marzo de 1880. La empresa propietaria de esta linea era la Compañía MZA, una de las varias empresas de ferrocarril que operaron en España hasta que en 1941 el Gobierno, tras absorver la mayoría de infraestructuras ferroviarias de España, creó la empresa RENFE.


NIEBLA



Dejamos el equipaje en el hotel y nos dirigimos a Niebla, primer lugar que visitaremos en este viaje.
Se trata de una población con mucha historia, capital de la comarca del Condado que tuvo gran relevancia durante la ocupación árabe de la Península y también durante la Reconquista y la Edad Media. Dista 29 kilómetros de la capital de la provincia y su imagen más difundida es la de sus murallas almohades, muy bien conservadas,en cuyo interior se encuentra el recinto histórico declarado Conjunto Histórico Monumental.





Atravesar las murallas es sumergirse en la historia y trasladarse en el tiempo. Dejamos atrás la Calle Cristóbal Colón para dirigirnos a uno de los más preciados monumentos que tiene esta villa, la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada. 



La Iglesia, llamada también Santa María de la Granada, es de estilo gótico-mudéjar y fue anteriormente una mezquita de la que se conservan el alminar, el patio de abluciones y los arcos originales.








Adosado a las murallas de Niebla está el Castillo de los  Guzmanes. Esta fortaleza de origen romano fue ocupada sucesivamente por visigodos, árabes y cristianos que lo fueron reformando. Su aspecto actual se debe a los trabajos efectuados tras la Reconquista por los Condes de Guzmán en el siglo XV. Posteriormente tuvo que ser parcialmente reconstruida al quedar afectada por el gran terremoto, que asoló Lisboa en 1755 afectando de forma considerable a todo el oeste de la península, y también por los daños sufridos en sus murallas por el acoso de los franceses en la Guerra de la Independencia.


Su planta es de forma cuadrangular y dispone de dos grandes patios de armas rodeados de torreones y almenas. 




Estuvo habitado hasta no hace demasiados años y en la actualidad  varias salas temáticas, como La Cámara de la Condesa, La Armería y  Las Mazmorras, nos muestran su historia y la forma de vida en de aquellos que en el vivieron.
Iniciamos el recorrido en La Cámara de la Condesa donde un panel informativo nos habla  de la vida recogida que llevaba la mujer del Conde en este recinto, siempre al cuidado de los hijos y el conjunto de la familia, y del mobiliario de que disponía. 


Una cama con dosel, un baúl y una silla de cuero repujado en la que está depositado un vestido dan vida a esta sala. Adorna la pared un cuadro con motivos familiares y hasta el techo ha trepado una salamarquesa que ocasionalmente forma parte de la decoración y que yo omito en la fotografía.

En la Armería se exponen diversas armas y útiles de forja para fabricarlas.



Los nobles y los soldados a su servicio, tenían sus lugares de prácticas para prepararse para las guerras en las que a menudo se veían envueltos. En la foto siguiente podemos ver un espacio donde se practicaba el tiro con arco y ballesta


Las Mazmorras son el lugar con más morbo de este Castillo. En ellas, se exponen varios artilugios de tortura que solo la perversa y sádica mente del algunos seres humanos es capaz de inventar para recrearse con el sufrimiento atroz de sus semejantes. Pienso en ello y un escalofrío recorre mi cuerpo. No faltan,  ni el garrote vil, ni una enorme sierra con la que se partía el cuerpo de los condenados en dos mitades y tampoco el Verdugo con el hacha y la cabeza de su víctima a sus pies.








Después de visitar el interior del Castillo subimos a las almenas. Desde ellas podemos contemplar una panorámica general de la fortaleza, con los nidos de cigüeñas en lo más alto de las torres, y los campos que rodean Niebla. El Río Tinto discurre cercano, escaso de agua, y sobre él se mantiene desafiando al tiempo el Puente Romano.










 


En los meses de julio y agosto se celebran en el Castillo de Niebla los Festivales de Teatro y Danza, eventos culturales que contribuyen a difundir el nombre de la ciudad y que atraen a numerosos visitantes.
Cerca de las murallas se encuentra la Plaza de Feria, un espacio amplio en el que desembocan estrechas calles. En el centro, un monumento que  recuerda al último Rey Taifa de la Villa.



Junto a la Puerta del Socorro se encuentra la Iglesia de San Martín a la que una aberración urbanística privó de su nave central para abrir una calle. Se trata de una construcción del siglo XIII que fue mezquita y sinagoga antes de cumplir su función de templo cristiano.




El tiempo apremia pues solamente disponemos de tres días para este viaje y son muchas las cosas que queremos ver.
Comemos en Niebla antes de volver para Huelva para rendir visita al Santuario de la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad. 
Antes de recabar información para preparar esta excursión, sabía que  la Virgen de la Cinta era la patrona de Tortosa, una población de la provincia de Tarragona cercana a  Reus,  donde vivimos nosotros, pero desconocía que lo fuese también de esta capital andaluza.


El Santuario se asienta en lo alto de un cabezo llamado el Conquero. Se trata de un edificio de estilo gótico-mudéjar construido en el siglo XV que ha sido modificado a lo largo del tiempo. En su origen no contaba  con la verja de hierro ni con la fachada frontal que ahora protege la entrada y guarda el patio  porticado al que dan los arcos de medio punto.



Además de iglesia, el Santuario, se utilizo también como lazareto en el año 1890. Su aspecto actual se debe a las obras realizadas en 1902 aunque en 1955 se hizo una reforma en profundidad del templo que afectó a la espadaña, verjas y capillas laterales de la iglesia. Los azulejos que cubren las paredes se incluyeron en 1920 y son obra de Daniel Zuloaga, en los mismos podemos ver motivos de marinería y de historias marianas.



El templo es de planta rectangular, con una nave central al final de la cual se ubica el Altar Mayor y dos laterales separadas por arcos en las que hay otras capillas.





El patio porticado de acceso a la ermita y los jardines del mismo llevan el nombre de "Patio Claustral Obispo González Moralejo" un prelado valenciaqno que fue Obispo de Huelva y falleció en 2004. Los árboles y plantas contribuyen a la belleza de este lugar y aportan un frescor que seguro que se agradece en el apogeo del calor veraniego.





 


Diversas placas colocadas en las paredes exteriores nos hablan de la historia de esta ermita

 
Una de ellas hace alusión a la promesa que hizo Cristóbal Colón, cuando visitó el lugar antes de partir en su travesía buscando Las Indias. El Almirante prometió volver a la vuelta de su viaje.


Y hay otra placa muy curiosa que habla de cual es la mejor forma para aprender a rezar





La tarde declina cuando salimos del Santuario y hacemos las ultimas fotografías del mismo  para perpetuar el recuerdo de esta visita












Ya en el exterior, antes de regresar al hotel, dedicamos unos minutos para, desde este magnifico mirador que es el Cabezo del Conquero, disfrutar y ver con amplitud toda la belleza de las Marismas del Odiel.













Matías Ortega Carmona.