domingo, 29 de mayo de 2016

VIAJE POR LA CATALUÑA CENTRAL Y EL PIRINEO GERUNDENSE - 1ª ETAPA VIC






                 VIC




Nos encontramos en Vic, capital de la comarca de Osona, en el corazón de Cataluña. Como es habitual, Elena y yo, vamos acompañados de Maria Dolors y Domingo en un viaje que en esta ocasión haremos sin salir de nuestra Comunidad Autónoma. Algunos de los lugares que veremos ya los conocíamos de visitas anteriores aunque no  en tanta profundidad y detalle como esperamos hacerlo en estos cinco días que durará nuestra excursión.

Siguiendo nuestra costumbre, hemos elegido para desplazarnos nuestro medio natural que no es otro que el ferrocarril. Aunque jubilados, desde hace un tiempo, Domingo y yo no podemos olvidar los muchos años en que este medio de transporte ha sido también nuestra profesión y disfrutamos viajando en tren.
Hemos salido de Reus a las 09,32 horas con 15 minutos de retraso, lo cual viene siendo habitual, desde hace meses, en los trenes que cubren el recorrido de Caspe a Barcelona y después de hacer transbordo en Barcelona Sants llegamos a Vic a las 12,52 horas. El tiempo es excelente, hace sol y buena temperatura, aunque la nieve que cubre la Sierra del Cadí pueda inducir a pensar otra cosa. 
Nos alojaremos en el  Hotel Seminario de Vic, ubicado en el ala izquierda del edificio religioso que, aunque sigue desarrollando las actividades que le son propias, dedica parte de sus instalaciones a alojamiento. Es un hotel recomendable, con habitaciones modernas y una atención y amabilidad extrema por parte del personal que lo gestiona. El restaurante funciona como auto-servicio y la comida es buena y abundante. La habitación dispone de estupendas vistas y ,aunque están trabajando en el exterior, por la noche no hay ruidos y se descansa perfectamente.



Es lunes, día en que los museos y otros centros que queremos ver están cerrados, por lo que dedicaremos la tarde a visitar la catedral y a recorrer el centro de la ciudad, admirando los bellos edificios que hay en la Plaza Mayor y calles adyacentes.
Hemos comido en el Hotel y después de un breve descanso en la habitación nos vamos paseando hasta la zona monumental, que no queda demasiado lejos. Desde la Calle Manlleu vemos como la nieve cubre las cimas de las montañas;  seguro que cuando el sol se oculte sentiremos que la temperatura refresca.



La Catedral de Vic está dedicada a Sant Pere (San Pedro) y la mandó construir el Obispo Oliba en el siglo XI. Con el tiempo ha sufrido modificaciones, quedando de la obra original, entre otras cosas, el Campanario, de estilo románico, que pasa por ser el más alto de Cataluña y es uno de los emblemas de la ciudad.



El Campanario guarda cierta similitud con el del Monasterio de Santa María en Ripoll del cual fue Abad el Obispo Oliba. Este prelado es un personaje importante en la Cataluña de la Reconquista no solo por su quehacer religioso, pues además de su faceta eclesiástica desarrolló también   tareas de gobierno. Fundó el Monasterio de Montserrat y restauró otros muchos siendo el impulsor del arte románico catalán. Destacó como escritor y además promulgó las leyes de Paz y Tregua que serían la base de las futuras Cortes Catalanas.


La Cripta, situada bajo el Altar Mayor del templo, es otro de los espacios que aún se conserva de la construcción original. Para mi gusto, el detalle de más mérito que podemos ver en ella es el Retablo de Sant Pere, que data del siglo XIV, época gótica, esculpido en alabastro por el Maestro Pere Ollé. 




Variadas escenas de las Sagradas Escrituras se ven reflejadas en esta colosal obra de arte talladas  por el cincel del artista. El Nacimiento de Jesús, la Adoración de los Reyes o la Decapitación de San Juan son algunas de ellas:





El  Claustro es también de la época gótica, en el centro del mismo podemos ver la escultura de de Jaume Balmes, uno de los hijos predilectos de la ciudad. Como si presintiese que su vida sería breve, Balmes, la vivió con toda intensidad y en 37 años desarrolló una labor tan intensa que otros necesitarían vivir dos veces para poder llegar a emularle. Como  canónigo llegó a ser secretario del Nuncio Papal en España, teniéndose en cuenta su criterio a la hora de nombrar obispos o tomar decisiones sobre las actividades de la Iglesia en nuestro país. Además tuvo una prolija carrera literaria y se interesó siempre por la situación de las clases más desfavorecidas de la sociedad. Fue también Docente y son muchos los centros escolares que llevan su nombre en Cataluña, uno de ellos en Mataró, La Academia Balmes,   donde yo tuve mi primer contacto con los números y las letras.


Otro Obispo que tuvo gran influencia sobre la Catedral y  la Diócesis de Vic fue Josep Torres y Bages que estuvo al frente del obispado  del 19 de junio de 1899 al 7 de febrero de 1916. Da la casualidad que el día anterior a nuestra visita se le rindió un homenaje, en el centenario de su muerte. Al mismo acudieron unos 350  sacerdotes de toda Cataluña y otras regiones de España, entre los que se incluían diversos Obispos. Todos ellos le recordaron rezando ante su tumba que se encuentra en una capilla del templo.






Torres y Bages fue quien encargó al artista Josep María Sert la decoración del interior de la Catedral. Sert realizó su trabajo en diversas  fases que finalizaron en 1945, poco antes de su muerte. Sus restos reposan muy cerca de su obra, en el mismo claustro en el que se encuentra el monumento funerario de Jaume Balmes.
Las pinturas de Sert son uno de los grandes atractivos de la Catedral de Vic, algunas de ellas   se pueden apreciar en las siguientes fotografías.







Después de visitar la Catedral nos dedicamos a hacer un recorrido por la zona histórica de la ciudad. De la importancia de la misma y del poder económico de algunos de sus vecinos  podemos hacernos una idea viendo las hermosas construcciones que encontramos en nuestro camino.
Las casas de Ramón Sala, Casa Bayés, Casa Masferrer, Casa Bojons,  y algunas más son ejemplos de bella arquitectura y de ese poder  económico del que antes hablaba.







Hasta que empecé a recabar información para este viaje no supe que en Vic se conserva, en muy buen estado, un Templo Romano en cuyo interior se celebran exposiciones de diversa índole. Está emplazado junto a los restos del antiguo Castillo de los Montcada, señores feudales de Vic y su comarca en el siglo XI. 


Los estudiantes siempre fueron un activo en esta ciudad, sobre todo los seminaristas. Una escultura de Joan Seguranyes, situada en la Plaza Don Miquel de Clariana, rinde un homenaje a estos jóvenes  


  
Centros tradicionales de enseñanza a lo largo del tiempo han sido La Escuela Catedralicia Medieval, La Universidad Literaria, El Seminari Tridentí en los siglos XVIII y XIX y actualmente La Universidad de Vic. 



La Plaza Mayor es el centro neurálgico de Vic. En la explanada situada en el centro de la misma se celebraba, cuando solo era un solar, un mercado en campo abierto. 
Se empezó a construir a finales del siglo XII y principios del XIII. Aunque los edificios que circundan el centro son de diversos estilos y distintas épocas, el conjunto resulta realmente bello y armónico. Todas las construcciones disponen de porches y soportales con el objeto de que las gentes pudiesen resguardarse de la inclemencias del tiempo, siendo obligado por la normativa del momento que los arcos debían ser lo suficientemente altos que permitiesen el paso de un jinete a lomos de su caballo.
Curiosamente la Plaza nunca se empedró ni se asfaltó conservando su estado primitivo de tierra. Esto la hace única y permite también que se puedan realizar sin problemas espectáculos ecuestres que son habituales en la ciudad.





Ocupando una de las esquinas de este recinto, en la confluencia con la Calle Jacint Verdaguer, se encuentra el magnífico edificio de Estilo Modernista del Casino de Vic. En sus orígenes el  Casino de Vic se constituyó como una entidad cultural que acogía representaciones musicales y de teatro. Durante la Guerra Civil fue decomisado por la Fai-Cnt y en la Dictadura estuvo al servicio de las élites más próximas al Régimen. Con la vuelta a la democracia este local ha recuperado su esencia cultural al servicio de todos los ciudadanos.


El día ha resultado agotador y mi espalda no me da tregua. Aunque mis acompañantes parecen estar más enteros decidimos retirarnos al hotel a descansar, mañana tenemos otra jornada con bastante que ver y con mucho camino que andar.

El descanso ha sido reparador, la tranquilidad del Seminario se presta a ello. Nuestras habitaciones dan a un pasillo con vistas al Claustro y desde los ventanales del mismo podemos avistar el Macizo del Montseny y su pico más alto, el Turó del Home. Esta es  la primera gran montaña que uno encuentra viniendo de la costa, después de atravesar La Sierra Litoral que separa las comarcas del Maresme y el Vallés Oriental.
Algunos aficionados al vuelo han madrugado más que nosotros y al mirar las montañas vemos varios globos surcando el cielo de la Plana de Vic. Las fotos están hechas con el teléfono móvil que ofrece menos calidad que mi cámara habitual, pero no esperaba ver este espectáculo camino del desayuno.






Otro de los atractivos de Vic es su mercado.Como antes comentaba se celebra en la ciudad desde tiempos inmemoriales, en la actualidad martes y sábado. Con la proximidad de las fiestas navideñas su importancia aun es mayor y atrae visitantes y compradores de todas las comarcas vecinas. Hoy es martes y la Plaza Mayor presenta un aspecto totalmente diferente al de ayer.



Es fácil encontrar algo atractivo en los mercados, pero nosotros dedicaremos nuestras primeras horas de la mañana a visitar uno de los museos singulares de Vic, El Museu de l'Art de la Pell.
El Museo se emplaza en lo que anteriormente fue el Convento del Carmen, un edificio del Siglo XVIII que ha sido rehabilitado y adaptado para cumplir su actual función. En los pisos superiores están las salas de exposición y en la planta baja una biblioteca.
Andreu Colomer Munmany recopiló una extensa colección de objetos fabricados total o parcialmente en piel. Hay una gran variedad de ellos, arcones, sillas, máscaras, biombos, un suntuoso lecho y también transportines de aquellos en que los señores eran paseados por sus lacayos. Tampoco faltan cuadros que podríamos confundir con tapices y algún bello secreter para guardar objetos de escritura. De todo ello una pequeña muestra en fotografías:



















Cuando salimos del Museo son las 12, 40 horas, aunque es algo temprano decidimos ir a comer pues por la tarde tenemos que visitar el Museo Episcopal y después continuar viaje para ir a pernoctar a Ribes de Freser.
Comeremos muy cerca del Mercado, en Ca La Teresona. Se trata de un local que dispone de charcutería en la planta baja donde se venden conservas, carnes y embutidos artesanales. El restaurante está situado encima, en el primer piso. Es un lugar muy recomendable, tanto por la calidad de los productos que sirven como por el servicio que ofrecen y todo ello a buen precio. Los embutidos, destaca la famosa longaniza de Vic, son sabrosisimos y los canalones una delicia. Somos los primeros comensales en entrar en el comedor pero, cuando marchamos, éste está lleno, lo que corrobora mi opinión sobre el restaurante.


Después de comer apetecería una buena siesta, pero la obligación del turista es seguir visitando y conociendo otras cosas. Por el camino hasta el Museo Episcopal encontramos alguna cosa curiosa: escaparates que llaman la atención incluso después de haber comido



y una calle en la que se prohibe el paso de carros so pena de multa de10 reales


El Museo Episcopal se encuentra junto a la Catedral; desde que Elena y yo lo visitamos, hace muchos años, ha sido remozado y ampliado, convirtiendose en uno de los más importantes de Cataluña y de todo el estado español.


Este edificio alberga una colección de más de 29000 piezas mediante las cuales se puede hacer un recorrido que abarca el arte románico y gótico catalán en la Edad Media. Pinturas y esculturas, obras maestras de gran valor que nos trasladan a otro tiempo.














 
Colecciones de orfebrería, forja, vidrio, cerámica o tejidos nos muestran la historia del arte litúrgico y las artes decorativas en Cataluña.


















Desde una sala de descanso, a través de un ventanal, tenemos una bonita vista de la plaza del Museo con la esfigie del Abad Oliva. Eso nos recuerda que nuestro tiempo se agota y debemos ir finalizando nuestra visita para regresar al hotel, en busca del equipaje. No abandonamos el Museo Episcopal por esta puerta ,pero su belleza está acorde con el resto de lo que hemos visto, valga por ello acabar este paseo cultural en la misma.


La estancia en Vic termina, duarante dos días hemos  podido conocer una ciudad por la que, como ocurre con muchas otras, uno puede haber pasado muchas veces pero sin detenerse lo suficiente para que le deje huella. Ahora si, después de esta visita, Vic, siempre será una agradable referencia, un lugar al que querremos volver en nuestro andar viajero.

Vic, 12 de abril de 2016

Matías Ortega Carmona