RIBES DE FRESER
Ribes de Freser es una pequeña población de la provincia de Gerona, tranquila en esta época del año y muy bien situada para acceder a los distintos destinos de nuestro viaje. Es paso obligado si se va hacia Puigcerda o La Molina, tanto por tren como por carretera. Yo ya la conocía de viajes anteriores y por ello la hemos elegido como "base de operaciones".
Nos alojaremos en el Hotel Cataluña, un establecimiento de carácter familiar en el que la amabilidad de su personal y la satisfacción del Cliente son la principal norma. Pedimos, si es posible, estar las dos parejas en la misma planta y ello obliga a que las habitaciones que nos ofrecen sean de las que aún no se han reformado. La verdad es que una renovación no les vendrá nada mal pero son amplias y están limpias por lo que nos conformamos. A Mª Dolors y Domingo les toca una habitación interior mientras que la nuestra da a la carretera, aún así el ruido que nos llega es únicamente el que producen las aguas que bajan por uno de los ríos, si no me equivoco, el Freser.
Decía uno de los ríos porque tres son los que discurren por la población y confluyen en la misma, el ya citado Freser y el Rigard y Segadell.
Después de dejar el equipaje en el hotel salimos a dar un paseo por las calles en las que apenas encontramos algún vecino. Es martes y muchos establecimientos están cerrados por descanso semanal.
Llegamos a la Plaza del Ayuntamiento en cuyo fondo está situado el edificio consistorial. Es una bella construcción de estilo, creo, neoclásico (por favor que alguien me corrija si me equivoco en ese dato) con escalinatas a ambos lados.
En esa misma plaza a la derecha del Ayuntamiento se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa María a cuyo interior no podemos acceder pues también esta cerrada.
El templo, de estilo románico, posee un esbelto campanario y el tejado tiene mucha pendiente como suele suceder en los lugares en que la nieve es un visitante habitual. El original databa del año 1035 y resultó asolado en la Guerra Civil Española. Fue reconstruido unos años después de acabar la contienda bajo la supervisión del que fuera arquitecto municipal de la población, el olotense Josep Danés y Torras. Éste era un amante del románico catalán que a lo largo de su carrera restauró otras iglesias y monumentos de este estilo en las comarcas del Ripolles, Cerdaña, etc...
Una de las joyas de esta Iglesia era el Baldoquino del Valle de Ribes, pintura al temple sobre madera de pino, realizado en los talleres de La Seo de Urgell al principio del Siglo XII. Una parte de esta importante obra se conserva en el Museo Episcopal de Vic, precisamente donde hemos estado hace unas horas.
Si tres son los ríos que llegan a Ribes de Freser, tres también son las estaciones de tren que tiene la población. Conocemos la de Adif a la que llegan los trenes de Renfe y tambien la del cremallera, Ribes Enllaç situada junto a esta, pero no la de Ribes Vila emplazada en el centro. Tenemos intención de subir hasta el Santuario de Nuria y nos llegamos hasta ella para conocer su ubicación y horarios. La estación es una construcción típicamente pirenaica, un edificio con fachada de piedra y tejado de pizarra muy acogedor.
A su lado, en lo que fueran almacenes de la explotación ferroviaria, se ha instalado un pequeño museo que recuerda los orígenes de este ferrocarril. Una de las locomotoras de los tiempos del vapor, de cuando aún no se había electrificado la linea; un coche salón y distinto material son un reclamo para aquellos que siendo o no profesionales de este medio amamos los trenes.
Ribes no olvida sus tradiciones ni a sus gentes que a lo largo del tiempo se han dedicado al pastoreo en esas esos valles entre las altas montañas del su entorno. En nuestro diario ir y venir hacia la estación de Adif pasamos por un monumento, situado junto a la carretera, que nos lo recuerda ese modo de vida.
No puedo cerrar estas páginas dedicadas a nuestra estancia en Ribes de Freser sin recordar y recomendar uno de los lugares que conviene visitar en esta villa. Se trata del Bar Petit que está a unos metros del Hotel Cataluña, en el mismo pudimos degustar uno de los bocadillos más sabrosos que he comido nunca. La dueña, una joven tan amable como encantadora, elabora con una materia prima tan sencilla como el pollo, el queso, pan y cebolla, una verdadera delicia para el paladar. No paseis por Ribes de Freser sin hacer una visita al Bar Petit. Como de tanto en tanto recuerdo esta es mi experiencia personal y siempre puede pasar que los establecimientos cambien de dueños o de personal y las cosas no sean iguales en todo momento. Esta reflexión vale también para el Hotel Cataluña en el cual disfrutamos de una agradable estancia.
Ribes de Freser 11 al 15 de abril de 2016.
Matías Ortega Carmona.
